Six Sigma, también escrito 6σ es una metodología de mejora de procesos creada por Bill Smith en Motorola e implementada en dicha compañía en 1988, aunque especialmente General Electric fue la encargada de popularizarla.
El nombre Six Sigma tiene su origen en la estadística y define el objetivo de los fallos permitidos en un proceso de fabricación.
El objetivo teórico de Six Sigma equivale a lograr reducir el número de fallos de fabricación hasta únicamente 3,4 unidades por millón de oportunidades (3,4 DPMO). Aunque llegar a este número tan reducido sin duda es siempre deseable, lo que hace Six Sigma realmente es definir una metodología mediante la cual podemos reducir el número de fallos iterativamente. Al final será nuestra tarea decidir hasta qué nivel queremos llegar, dependiendo de los costes tanto de aumentar la calidad como de los fallos de fabricación.
Los principios de Six Sigma 6σ
La utilización de Six Sigma requiere un alto nivel de concienciación de la empresa de cara a la calidad. Si bien en nuestros proyectos podemos definir individualmente la importancia que tendrá la gestión de calidad en el mismo mediante el plan de gestión de la calidad, a nivel empresarial es preciso que la calidad tenga una gran importancia para la empresa.
Es por ello que Six Sigma define los principios necesarios para su aplicación. Algunos de los principios más importantes son:
- Liderazgo de la calidad desde el equipo directivo, exigencia de niveles de calidad en toda la organización.
- Existencia de personal dedicado específicamente a la gestión de calidad, con formación continua en la materia.
- Horizonte temporal a medio/largo plazo, con proyectos de mejora de calidad que duran normalmente varios años.
- Alto nivel de comunicación de las actividades relacionadas con la calidad dentro de la empresa, lo que permite una concienciación de todo el personal.
El proceso Six Sigma (6σ)
Seis Sigma define cinco pasos fundamentales en el proceso de mejora de calidad: definir, medir, analizar, mejorar y controlar. Tambíen se conoce el proceso como DMAIC por sus siglas en inglés.
1 – Definir
Este es el primer paso a la hora de implementar Six Sigma y consiste en precisar tanto el ámbito en el que pretendemos aplicar la metodología como cuáles son los resultados a esperar.
Además de ello deberemos representar el proceso en cuestión, normalmente como un diagrama de flujo. De esta manera podemos identificar los pasos necesarios para producir el bien o servicio sobre el que pretendemos actuar. Será importante considerar todos los eslabones de la cadena, desde gestión de pedidos hasta el propio proceso de producción, embalaje y transporte.
2 – Medir
Una vez tenemos clara la definición del proceso, identificamos las áreas que podemos y/o deseamos medir. Para ello deberemos tener claros tanto el objetivo del proceso como el método de medición y evaluación de los resultados. Si por ejemplo producimos barras de metal de una longitud y diámetro determinado, entonces será algo difícil medir de qué manera el proceso de compra de material afecta a la fabricación de las piezas.
Cuando hemos definido las partes del proceso y el método de medición, entonces simplemente nos limitamos a tomar datos de un número de muestras suficientemente grande como para tener relevancia estadística.
3 – Analizar
La fase de analizar consiste en examinar los resultados obtenidos en la medición para averiguar el origen de las desviaciones que se producen durante el proceso de fabricación y cuál puede ser la mejor manera de actuar sobre ellas.
En esta fase es importante utilizar una buena metodología de análisis y resolución de problemas, como pueden ser el diagrama Fishbone, Ishikawa, 5W2H o similares.
4 – Mejorar
Esta cuarta fase en el proceso Six Sigma es la que pasa a poner en práctica el resultado de nuestro análisis. En muchas empresas se comienza por intentar mejorar un proceso antes de haber pasado por definir, medir y analizar, lo que da lugar a que las mejoras no sean efectivas.
Sin embargo, cuando hemos realizado los pasos anteriores podemos estar relativamente seguros de que los cambios que realicemos tendrán un efecto positivo sobre los resultados de nuestro proceso de fabricación.
5 – Controlar
La última parte del proceso es la de controlar los resultados obtenidos tras aplicar las mejoras, comparándolos tanto con la situación inicial como con el objetivo de DPMO que nos hemos fijado.
Aunque este es el último paso en el proceso Six Sigma, no representa el final de nuestra mejora de calidad dado que el control nos volverá a llevar al análisis y mejora continua del proceso hasta que estemos satisfechos con el resultado, e incluso más allá puesto que pretendemos al menos mantener los niveles de calidad a lo largo del tiempo.