La filosofía Lean tiene como fin responder a los cambios del mercado y satisfacer las demandas del consumidor utilizando el mínimo de recursos posibles. Consiste en llevar a cabo aquello y solo aquello que es preciso para entregar al cliente lo que este desea exactamente, en la cantidad que desea y justo cuando lo desea a un precio competitivo, es decir, la filosofía de este tipo de gestión es lograr hacer más con menos tiempo, espacio, esfuerzo humano, maquinaria, materiales, entre otros.
Este método fue impulsado por primera vez en el ámbito industrial por los ingenieros Taiichi Ohno, Eiyy Toyoda y Shigeo Shingo en Toyota, en la década de los 70 del siglo pasado, aunque sus orígenes se remontan al sistema fordista. De hecho, ya en 1920, Henry Ford sostenía que “todo lo que no añade valor es un desperdicio”.
¿Por qué debes aplicar este método a tu negocio?
En una empresa, existen factores que obstaculizan la eficiencia de una empresa:
- Sobreproducción: esto sucede cuando los productos no se dirigen a ningún cliente específico o el desarrollo de un producto, un proceso o una instalación da lugar a un stock sin valor.
- Espera: los periodos inactivos en los que el equipo o el producto esperan para ser procesados no benefician al cliente, pero sí que suponen un coste para la compañía.
- Inventario: el almacenamiento de productos, materias primas, y otros elementos, cuesta dinero, debido a su mantenimiento, gestión y actualización.
- Sobreprocesamiento: hay un exceso de pasos en el proceso que no agregan valor al producto.
- Movimiento: relacionado con la ergonomía del trabajo, el desplazamiento de los trabajadores o de las máquinas, etc.
- Errores: engloba los fallos que se cometen durante el proceso y que requieren de una reelaboración o de un trabajo adicional.
- Talento: desperdicio de las capacidades y habilidades de los empleados.
A través de la metodología Lean, se hace frente a estos obstáculos, por ejemplo, reduciendo los inventarios y eliminando aquellos procesos superfluos, para mejorar la eficiencia de la empresa.
La filosofía Lean ofrece algunos beneficios como:
- Un ahorro en los costes y tiempos de producción, distribución y entrega
- Permite ajustar la actividad empresarial a las necesidades reales de los consumidores.
- Impacto positivo en el medio ambiente.
- Minimizar los errores y evitar la duplicidad de tareas, aumenta la rentabilidad del negocio.
¿Cómo puedes aplicar la metodología Lean?
Primer paso: plantear la hipótesis
En primer lugar, debes identificar los aspectos clave del negocio, desde la misión, la visión y los valores de la empresa hasta el público objetivo y la propuesta de valor.
Segundo paso: validar la hipótesis
Tras haber realizado esta previsión, la siguiente etapa consiste en confirmar que estás en lo cierto. ¿Cómo? Es recomendable que impulses un Producto Mínimo Viable (MVP) con el que comenzar a sondear el mercado.
Tercer paso: medir la hipótesis
Tras este análisis, hay que evaluar los resultados, y comprobar hasta qué punto tus hipótesis eran ciertas.
Cuarto paso: generar un aprendizaje válido
Toda esta información te ayudará a realizar los ajustes y cambios que sean necesarios para adaptar tu producto o servicio a lo que realmente estaría dispuesto a comprar tu target.
Quinto paso: realizar un seguimiento
No hay procedimiento útil sin una fase de seguimiento y control, para conseguir una mejora continua.
Lean es una filosofía útil para ajustar tu negocio a lo que realmente busca tu cliente, y se puede aplicar desde el inicio de un proyecto.